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Poesía
Hoy por la manaña
me desperté aburrida
entonces hice gimnasia
muy cerca de mí casa
a dos cuadras de la esquina
de la plaza al lado de la playa
salto en rana
patada alta
como loca saltaba
y también bailaba
mientras me ejercitaba
con mí calza blanca ajustada
y mí remerita corta
un perro chiguagua
me da un mordisco en mí nalga
yo muy enojada
le dí su patada
en las bolas del perro chiguaga
mientra griaba yo saltaba
en los huevos del chiguaga
mientra con alegría lo realizaba
una muchacha vestida de policía
enojada me dice que haces muchacha
no los ves estúpida
que lo que hago es dara patadas
al perro chiuaga
eso esta muy mal muchacha
eso hazlo a los ladrones de la plaza
que bella oferta la muchacha
me obsequia muy temprano en la mañana
ella vestida de policía y yo de desportista
patrullamos la plaza
en busca de un par de bolas para patearlas
una muchacha con pollera corta
bota alta hasta la rodilla,
remera blanca corta vieja y ajustada
es molestada por un mal micho
en la esquina de la plaza
la bella baja policía
escuchaba y miraba lo que pasaba
enojada me dice ve tú hermosa muchacha
yo conenta observa
como el mal chico tomaba
la cartera de la bella
alta hermosa muchacha
ella con cara de furiosa
decide dar una patada alta
en las bajas bolas
del tipo que la molestaba
mientras obsevaba a la muchacha
dar carjagadas y risotadas
también observaba como saltaba
el mal chico después de la patada
mientras continuaba observando lo que pasaba
la muchacha enojada usaba la cartera
como arma para continuar con la ballbustinería
mienstras el mal chico bajaba
del gran salto que realizaba
la muchacha enojada le daba
un carterazo en la bola derecha
mientra el mal chico gritaba
la gran alta muchacha
le daba otro carerazo en la bola izquierda
yo muy inquieta obsevaba
como la gran hazaña y aventura
de la muchacha castraba
la bola derecha y la bola izquierda
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El testículo delator
Es cierto! Siempre he sido nerviosa, muy nerviosa, terriblemente nerviosa. ¿Pero por qué afirman ustedes que estoy loca? La enfermedad había agudizado mis sentidos, en vez de destruirlos o embotarlos. Y mi oído era el más agudo de todos. Oía todo lo que puede oírse en la tierra y en el cielo. Muchas cosas oí en el infierno. ¿Cómo puedo estar loca, entonces? Escuchen... y observen con cuánta cordura, con cuánta tranquilidad les cuento mi historia.
Me es imposible decir cómo aquella idea me entró en la cabeza por primera vez; pero, una vez concebida, me acosó noche y día. Yo no perseguía ningún propósito. Quería mucho a mí esposo. Jamás me había hecho nada malo. Jamás me insultó. Su dinero no me interesaba. Me parece que fue sus testículos. ¡Sí, eso fue! Tenía unos testículos semejante al los de un toro... Unos bien grandotes y regordetes. Cada vez que me los mostraba, en mí se me helaba la sangre. Y así, poco a poco, muy gradualmente, me fui decidiendo a reventarlos, a darle una buena patada y librarme de aquellos huevos grandotes para siempre.
Presten atención ahora. Ustedes me toman por loca. Pero las locas no saben nada. En cambio... ¡Si hubieran podido verme! ¡Si hubieran podido ver con qué habilidad se los reventé! ¡Con qué cuidado... con qué previsión... con qué disimulo me puse a la obra! Jamás fui más amable con mí esposo que la semana antes de castrarlo. Todas las noches, hacia las diez, hacía yo girar el picaporte de nuestra habitación y la abría... ¡oh, tan suavemente! Entraba a la habitación y le hablaba resueltamente, llamándolo por su sobre nombre sexual “torito” con voz cordial y preguntándole cómo había pasado el día en el trabajo. Ya ven ustedes que tendría que haber sido un esposo muy astuto para sospechar que todas las noches, justamente después de las diez, iba yo a mirarlo mientras él veía los resúmenes de fútbol.
Al llegar la décima noche, procedí con mayor cautela que de costumbre al abrir la puerta. Apenas lograba contener mi impresión de triunfo. ¡Pensar que estaba ahí, abriendo poco a poco la puerta, y que mí esposo ni siquiera soñaba con mis secretas intenciones o pensamientos! Me reí entre dientes ante esta idea, y quizá me oyó, porque lo sentí moverse repentinamente en la cama, como si se sobresaltara. Ustedes pensarán que me eché hacia atrás... pero no.
Había ya pasado la cabeza y me disponía a con mí filoso cuchillo cortarle sus testículos, cuando mi pulgar resbálo en el picarporte metálico de la puerta y mí esposo se enderezó en la cama, gritando: -"¿Quién está ahí?" Permanecí inmóvil, sin decir ninguna palabra. Durante una hora entera no moví un solo músculo, y en todo ese tiempo no oí que volviera a tenderse en la cama.
Había tratado de decirse que aquel ruido no era nada, pero sin conseguirlo. Pensaba: "No es más que un gato en la chimenea... o un perro que ladró una sola vez". Sí, había tratado de darse ánimo con esas suposiciones, pero todo era en vano. Todo era en vano, porque la castración se había aproximado a él.
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Después de haber esperado largo rato, con toda paciencia, sin oír que volviera a acostarse, resolví abrir una pequeña, una pequeñísima ranura en la linterna. Así lo hice -no pueden imaginarse ustedes con qué cuidado, con qué inmenso cuidado-, hasta que un fino rayo de luz, semejante al hilo de la araña, brotó de la ranura y cayó de lleno sobre sus grandotes y carnosos testículos.
Eran dos grandes pelotas, bien separada de par en par... y yo empecé a enfurecerme mientras los miraba. Lo vi con toda claridad, semejantes a los de un toro o un caballo bien peludos, como una horrible tela araña que me helaba hasta los ovarios. Pero no podía ver nada de la cara o del cuerpo de mí esposo, pues, como movida por un instinto, había orientado el haz de luz exactamente hacia su punto débil y maldito.
En aquel momento llegó a mis oídos un resonar apagado y presuroso, como el que podría hacer un reloj envuelto en algodón. Aquel sonido también me era familiar. Era el sonido de la excitación testicular de los grandes y envidiosos testículos de mí bello esposo. Al ver su gran pene erecto, aumentó aún más mi furia
Pero, incluso entonces, me contuve y seguí callada. Apenas si respiraba. Sostenía la linterna de modo que no se moviera, tratando de mantener con toda la firmeza posible el haz de luz sobre sus grandotes testículos. Entretanto, la infernal erección de su pene iba en aumento. Se hacía cada vez más rápida, cada vez más fuerte, momento a momento. La excitación de mí esposo tenía que ser terrible. ¡Cada vez más fuerte, más fuerte! ¿Me siguen ustedes con atención? Les he dicho que soy nerviosa. Sí, lo soy. Y ahora, a medianoche, en el terrible silencio de aquella, antigua hermosa lujosa mansión, un pene erecto tan extraño como aquél me llenó de un horror incontrolable. Sin embargo, me contuve todavía algunos minutos y permanecí inmóvil. ¡Pero sus huevos crecía cada vez más fuertes y más grandotes sus pendejos se erizaban! Me pareció que aquellos testículos iban a estallar. Y una nueva ansiedad se apoderó de mí... ¡La hora había llegado! Me bastó un segundo para arrojar a mí músculoso bello y rugbier esposo al suelo de una poderosa patada en los huevos y echarle encima la punta filoso del taco de mí bota en la abertura del pene. Sonreí alegremente al ver lo fácil que me había resultado todo. Levanté la bota y examiné los testículos. Sí, estaban bien destrozados, completamente reventados. Apoyé la mano sobre el testículo izquierdoy la mantuve así largo tiempo. Estaba bien muerto. El izquiedo no volvería a molestarme.
Si ustedes continúan tomándome por loca dejarán de hacerlo cuando les describa las astutas precauciones que adopté para reventarlos completamente. La noche avanzaba, mientras yo cumplía mi trabajo con rapidez, pero en silencio. Ante todo descuarticé el pene. Le corté la cabeza del pito en pedacitos del mismo tamaño.
Luego corté los dos testículos y los puse en un jarrón de vidrio. No había nada que lavar... ninguna mancha... ningún rastro de sangre.
Cuando hube terminado mi tarea eran las cuatro de la madrugada, pero seguía tan oscuro como a medianoche. En momentos en que se oían las campanadas de la hora, golpearon a la puerta de la calle. Acudí a abrir con toda tranquilidad, pues ¿qué podía temer ahora?.Hallé a una mujer y un hombre, que se presentaron muy civilmente como oficiales de policía. Durante la noche, una vecina había escuchado un ruído de soprano, por lo cual se sospechaba la posibilidad de algún acto de defensa personal. Al recibir este informe en el puesto de policía, habían comisionado a dos agentes para que registraran el lugar.
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Sonreí, pues... ¿qué tenía que temer? Di la bienvenida a los dos oficiales y les expliqué que mí ex-esposo había lanzado aquel grito cuando le dí en sus testículos. Les hice saber que me quiso atacar y yo me defendí aprovechando su punto débil. Llevé a los visitantes a recorrer la casa y los invité a que revisaran, a que revisaran bien. Finalmente, acabé conduciéndolos a la habitación de donde se hallaba mí esposo castrado. En el entusiasmo de mis confidencias traje sillas a la habitación y pedí a los dos agentes que descansaran allí de su fatiga, mientras yo misma, con la audacia de mi perfecto triunfo, colocaba mi silla en el exacto punto bajo el cual reposaba la botella con los dos testículos y el pene de mí esposo.
La oficial se sentía satisfecha. Mis argumentos la habían convencido. Por parte del oficial, los argumentos no eran convincentes. Entonces se sentaron y continuamos hablando, mientras yo les contestaba con animación. Mas, al cabo de un rato, empecé a notar que me ponía pálida y deseé que se marcharan. Me dolía la cabeza y creía percibir un zumbido en los oídos; pero los policías continuaban sentados y charlando. El zumbido se hizo más intenso; seguía resonando y era cada vez más intenso. Hablé en voz muy alta para librarme de esa sensación, pero continuaba lo mismo y se iba haciendo cada vez más clara... hasta que, al fin, me di cuenta de que aquel sonido no se producía dentro de mis oídos.
Sin duda, debí de ponerme muy pálida, pero seguí hablando con creciente soltura y levantando mucho la voz. Como si las observaciones de aquel hombre oficial me enfureciera. ¡Oh, Dios! ¿Qué podía hacer yo? Lancé espumarajos de rabia. ¡Confieso que lo castré sin ningún motivo! ¡Abré esas piernas señor oficial! ¡Reventaré tus horribles testículos!
Y una nueva ansiedad se apoderó de mí... Me bastó un segundo para abrirme de piernas y arrojarlo al suelo de una poderoso puñetazo a los huevos. Luego echarmé encima.
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Policía de mente podrida, perverso -dije, y comence a jugar con él. La mujer policía le sostuvo las manos y yo conseguí abrirle el cierre del jean, y le arranqué el protector de huevos.
Luego lo tire al suelo, y la mujer policía se lo machaco con sus fuertes botas, aunque era más duro que una piedra, como que estaban hechos con un nuevo material plástico. Le saqué el pantalón, y luego el calzoncillo, y finalmente le encaje una patada en los testículos. Se alejó tambaleándose, a pesar de que no había sido un patada tan impresionante, pero el hombre policía gimoteaba oh oh oh, sin saber dónde estaba o qué pasaba, y yo me reía con ganas, mientras la oficial lo picaneaba en los huevos. Lo que debo decir la picana es una verdaderamente arma, un solo presionar bastaba para dejar los testículos echos a la miseria.
Los huevos eran pequeñitos, repugnantes. Nos burlamos del pito pequeño, de sus diminutos huevitos. Luego comenzamos con el tratamiento de la bota,
veinte patadas cada una, en total cien. Y entonces de los huevos del oficial brotaron chorros de sangre roja. Nada más que de ver esos huevos me enfermaba.
La oficial dijo, con una sonrisa amplia y una gran carcajada:
-Bueno, los varones. Son todos una porquería. Y le preguntó a su compañero
-¿Cómo esta, botellón de semen barato?
Le puso dos esposas y se lo llevo de la grande, bella mansión de mí ex-esposo, ahora mía.
Y luego la oficial me dijo eres inocente disfruta de tu bella mansión.
F I N
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Siguiente Historia.
Yo soy Sofía, príncesa de Eternia y defensora del castillo “Escroto Roto”. Ella es Potrilla mi más querida amiga.
Estaba pensando en vez de Disney Wold, Balllbusting Wold. En vez de sacarte una foto con Mickey con cara de contento, te la sacas dándole una fuerte patada en los huevos con tu bota a elección. Le podés dar a una fuerte patada a pluto el perro de Mickey. Y decirle a Mini que Mickey la engaña con otra mujer.
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muy buenas tus historias sofxx, la del testiculo delator la mejor...
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un0s meses atrás escribí s0bre la mansi0n, una casa grande, para ir a divertirse, g0lpear y reventar huev0s.
Les pas0 un dibuj0 de un0s de mís fans.......
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Adriana es una mujer muy imp0rtante que decidi0 pasar una n0che, divertida en la Mansi0n
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Ella pasa p0r diferentes habitaci0nes, para ver grand0tes huev0s y hacerles l0 que ella desea.
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0tr0 dibuj0 de mi hist0ria, La Mansi0n.
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0tr0 dibuj0 de mi his0ria
n0 hice y0 el dibuj0 per0 si la hist0ria
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te imagino a vos la que entre a una habitacion donde este yo y me agarres las bolas a patadas
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esta es la mejor de tus hitorias sofxxx ...
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muchas gracias
0tr0 dibuj0 de un fan....
s0bre la mansi0n
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Me entere que en Argentina hay elecci0nes, le dedic0 esta hist0ria a mí amiga Delfi....
H0la s0y Delfina, y les cuent0 mi hist0ria. Me gusta much0 c0rrer y también jja ja je je. L0s que a la may0ria de l0s chic0s n0 le gusta. Je je je. Ir p0r la calle y patearles la b0las.
Estam0s cansadas de que p0r ser mujeres, n0 p0dm0s hacer l0 que amam0s. Ir p0r la plaza a divertirn0s, dar g0lpes en las b0las. P0r es0 v0ten a nuestr0 patid0, crearem0s el día de “G0lpes en las b0las”. En ese dia estará t0d0 permitid0. Ja jae.
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iba caminand0 y me t0c0 la c0la y........
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y lueg0 jaaaaa jaaaaa jaaaa
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Hoy estaba en la farmacia. Y un hombre se me colo. Que ganas de darle una patada en las bolas. Pero no se la dí. Basta de esto. Legalicemos la patada en los huevos.
El Domingo voten al partido “Vamos a portarnos mal” y a divertirse en la calle.
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Estamos cansadas de hacer cola para comprar un boleto, pagar la cuota. Basta ya!. A sentirse libre y patearle las bolas al de adelante. Basta de hacer cola. El Domingo votemos al partido “Vamos a portarnos mal” y a legalizar el ballbusting.
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yo las voto sin duda. muy buena idea
pero para eso tendrian que venir un grupo de feministas a convencernos. tanto el topless como el ballbusting deberian ser legales
postea un dibujo de alguien que se resiste
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si, le v0y a pedir que me dibuje un0 sin0 v0y a tratar de hacer un0 y0 (misi0n imp0sible dibuj0 muy mal
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Acá tenemos al político del partido "Los Machos". Estos individuos están en contra de la legalización del ballbusting y que las mujeres deben estar como en los países musulmanes.
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y qué pasará c0n nuestr0 querid0 pers0naje, integrante del partid0 l0s mach0s?
Decidí llamarl0 David, c0m0 mi asquer0s0 jefe
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me c0metar0n que en el pais Argentina se v0ta, para mí país vecin0. Le dedic0 este cart00n, y0 n0 l0 dibuje. Le pedí 0tr0 per0 bueh, n0 l0 c0nseguí, seguiré r0mpiend0le las b0las
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y es0 pas0 c0n David, n0se que 0tra c0sa pasará
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Un día muy divertido en el zoológico.
El otro día fuí al zoológico. Me puse en la jaula de los monos para sacarme una foto. El mono zarpado me toco la cola. Justo en el momento que me saqué la foto. Entonces para vegarme me saqué otra dándole una patada en sus testículos.
El mono se encorvo agarrándose sus débilidades. Y yo le dije “uuuh mono maldito, como duelen esos huevitos, pequeñitos y chiquitos. Para asegurarme dejeme darle otro golpecito”
El mono intento escaparse pero inmediatemente le agarré las bolas y se las empece a estrujar.
Y le dije “Ah que monito tant tierno, que canción linda tiene usted para mí” El mono intento morderme pero me adelante y le dí un fuerte rodillazo en sus pelotas. Y ahí apareció el papá gorila, un mono bien alto y gordo. “Mujercita suelta las bolas de mí hijo o verás” me dijo el papá gorila.”oooh que haré” me pregunté. “Un gorila tan grande..dónde tendré que darle bien duro para vencerlo” me volví a preguntar.
Enseguída pude ver dos grandotas, peludas pelotas colgándole sobre sus pierans. Y me dije “ahí tendré que golpear y caerá tendido en su jaula”
Una señora con su cámara me grito, “niña deje a los monos tranquilos. Son una especie en peligro.”
una historia dedicada para el dibujate de los monos
sofxx
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Mono malo :soomad
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Qué mono zarpado :soomad
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Mí programa de televisión
Una pantalla negra y luego zaz puf!!!. Muchos colores, más colores, música y super diversión.
“Buen día bienvenid@s a mí programa.” Miró a la cámara mostrando mí bella sonrisa.
“Hoy iré a la calle en busca de un galán, les gustaría acompañarmé” nuevamente miré a la cámara riéndome.
Luego de unos minutos...
“Me encuentro en la Plaza Independencia, en busca de un hombre guapo, bello y por supuesto con mucho dinero. Je je lo esencial” emocionadamente miró a la cámara.
Luego de uno segundo, pude observar un hombre rubio, alto y músculoso. Estaba saliendo de un gimnasio y subiéndose a su auto importado. “Guuuah!!! que bello hombre y con mucho dinero!!” dije mirando a mí cámara.
“Disculpé bello hombre, le gustaría jugar a un juego” le pregunté.
“Por supuesto, por una mujere como usted hago lo que quiera” me respondío el hombre.
“Bueno le cuento mís televidentes decidirán que haré” le dije. Luego miré a la cámara.
Y ahora les pregunto “¿Qué hago con mí galán? ¿Beso o rodillazo? Tiene cinco minutos para responder. La ó él primero se ganarán un auto y un viaje a Maldonado”
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mmmmmmm, yo voto por el rodillazo. ¿Y ustedes?
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no puedo acceder a ese link.
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Ring!!!!! Ring!!!! Ring!!!!!!
“Buen día, has llamado al programa Sofía en La Calle.¿Cómo te llamás?” le pregunté.
“Mí nombre es Juan. Y estas espéndida, muy buen programa. Espero que sea un éxito”
“Muchas gracias. Y para nuestro galán. ¿Besito o rodillazo?” le pregunté.
“Cómo me gustaría tener la suerte de ese galán. Voto por el bestio” me contestó Juan.
“Muchas gracias Juan por tu llamado. Participarás por un auto” le dije y corte.
Miré a la cámara y dije “Besito 1, Rodillazo 0”
Ringg!!!!!!!!!! Ring!!!!!!!!
“Buen día, has llamado al programa Sofía en la calle. ¿Cómo te llamás?” pregunté.
“Mí nombre es Gabriela. Mucha suerte en el programa”
“Muchas gracias. Y para nuestro bello galán ¿Besito o rodillazo?” pregunté.
“A mí me gustan los hombres morochos e intelignetes. Así que un buen rodillazo para nuestro galán” me contestó Gabriela.
“Muchas gracias Gaby por tu llamado. Participarás por un auto” le dije y corte.
Miré a la cámara nuevamente y dije “Besito 1, Rodillazo 1”
Y actuando dije “Le abrazaré y daré un bestio al galán ó un fuerte rodillazo en sus testículos. Sigan llamando y ustedes decidirán”
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